FAQ
F.a.q.
Preguntas frecuentes
Es un sistema fundado en los años 50 por Alfred Tomatis, (1920-2001), médico ORL francés, y que se define como una pedagogía de la escucha.
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La escucha es la capacidad que se tiene para poder utilizar la audición, de una manera intencional, cuidadosa, y aceptable a nivel emocional, con el objetivo de aprender y de comunicar.
La escucha es una acción: su puesta en práctica implica la capacidad de seleccionar un mensaje sonoro entre otros, para inhibir aquellos que no son pertinentes, para ajustar permanentemente el contenido y la forma de este mensaje, y para evaluar inmediatamente este control. Entonces ésta es una función cognoscitiva de alto nivel. En ningún caso debe ser relacionada con una grabación sonora pasiva, que dependería simplemente de la integridad de funcionamiento del aparato auditivo.
La escucha puede ser perturbada, cuando la interpretación a nivel mental o emocional, de las informaciones sensoriales sobre las cuales se construye, es errónea. Se habla entonces, de distorsiones de escucha. Estas distorsiones pueden ser el origen de las dificultades y padecimientos tanto para el niño como para el adulto, y pueden tener relación en cualquier situación de la vida cotidiana. Este es el objetivo del Método Tomatis, determinar y regular las causas de estas distorsiones.
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Hay que diferenciar: oír y escuchar. Un niño puede oír perfectamente y en cambio su escucha ser muy inmadura. Escuchar es discriminar adecuadamente todas las frecuencias que intervienen en el mensaje oral. El papel del oído en el lenguaje es indiscutible. Hablamos como escuchamos. Cada etapa evolutiva corresponde con una etapa de apertura diafragmática del oído a distintas frecuencias. De ahí que sea característica una forma de hablar del niño, según la edad. En ocasiones un niño puede bloquear esa apertura del oído hacia nuevas frecuencias y quedarse fijado en una etapa anterior a su edad cronológica. Interviene mucho la emocionalidad en este proceso. En otras ocasiones, las otitis de repetición pueden afectar a la discriminación auditiva. El realizar la estimulación bajo Oído Electrónico va a permitir madurar la función de Escucha del niño y poder integrar de forma adecuada el mensaje sonoro.
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La herramienta pedagógica o terapéutica del Método Tomatis, se llama el Oído Electrónico.
El Oído Electrónico es un sistema que explota y activa las estrategias de organizaciones perceptivas y de gestión de nuestro medio ambiente sonoro, que el cerebro sabe utilizar normalmente cuando la escucha no está perturbada. Pero, va a estarla en caso de disfuncionamiento de dos músculos situados en el oído medio y cuya función es la de permitir la llegada precisa y armónica de la información sonora, en el oído interno primero, y luego al cerebro. A su vez, este último va a trabajar para poner en su sitio, un sistema de protección, activando mecanismos de inhibición de la escucha.
Así, la función del Oído Electrónico es precisamente, la de dar de nuevo a estos dos músculos su plena capacidad de funcionamiento con el fin de suprimir estos mecanismos de inhibición, y activar un pleno potencial de escucha.
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El oído de quien no sabe ponerse a la escucha, no puede integrar la música filtrada. Para escuchar los armónicos elevados es necesario que los músculos del oído medio jueguen su rol de regulación y adaptación. Es entonces indispensable recurrir al oído Electrónico para obtener la gimnasia auditiva que permite un análisis correcto de los sonidos de carga. Sólo en estas condiciones obtendremos los efectos buscados. Debido al condicionamiento provocado por el Oído Electrónico, el sujeto se pondrá en todo momento y de forma automática a la escucha de los armónicos elevados de toda fuente sonora. Gracias a este proceso que conlleva el saber tensar la membrana timpánica, el sujeto se volverá maestro de las contra-reacciones del neumogástrico y quedará así relajado. Sabiendo abrirse a los sonidos de carga, su oído se revelará no solo como aparato destinado a la escucha sino que se comportará como una dinamo del córtex, ya que ésta es su primera función: dinamizar y asegurar la motricidad del individuo.
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Los resultados más notorios se reportan usualmente a consultores Tomatis por los padres, quienes frecuentemente notan cambios en; la calidad de voz (hablada y cantada); concentra-ción; comprensión; la habilidad de comunicarse; la habilidad de lectura; expresión oral y escrita; habilidades motoras; rapidez; puntualidad; un mejor sentido del ritmo, autosuficiencia, y comportamiento general (más tranquilo, abierto, etc…).
Se requiere disciplina y dar seguimiento continuo al proceso para disfrutar de los beneficios, pues Tomatis siempre dejará aspectos provechosos para quien lo experimenta, aun mucho tiempo después de haber concluido la terapia.
Los resultados más notables del Método Tomatis deben de ser analizados en dos niveles, uno de una manera superficial y el otro en un nivel más profundo. En el nivel superficial, un número de resultados aparentes pueden ser percibidos rápidamente en algunas semanas, e incluso algunos días después de que se llevan a cabo las sesiones de la terapia con el Oído Electrónico. Por esta razón el Método Tomatis es experimentado como un procedimiento dinámico que es fácil de seguir por la persona que se beneficia de este y por las personas cercanas.
En un nivel más profundo, se debe de entender que la reestructuración que el Oído Electrónico da, le permite al individuo recobrar su balance interno y por tanto, modificar, en el mejor sentido, su sistema de valores, este desarrollo a profundidad es menos espectacular y se lleva a cabo a un ritmo más lento.Uno de los puntos importantes entonces, es reconocer que estas mejoras no solo serán mantenidas con el tiempo sino que también continuaran estando bien después de que se termina la terapia de escucha Tomatis.
Discapacidades menos severas, pero incómodas, en comunicación, concentración, dislexia, habla y lenguaje han sido tratadas con éxito en un año de terapia de escucha. Es esencial que la terapia sea administrada por consultores bien formados, en un lugar que tenga el equipo apropiado ya que se deben hacer ajustes específicos en aparatos electrónicos especiales, y porque es necesaria la continua observación de las reacciones de los clientes.
Un programa de terapia de escucha bien llevada a cabo con el Oído Electrónico producirá resultados que perduran varios años, la persona estará posicionada en un estado de evolución de normalidad que solo un nuevo e importante acontecimiento sería capaz de contrarrestar. En tal caso, un simple y corto programa de refuerzo en un Centro Tomatis es a menudo todo lo necesario para restablecer equilibrio y reiniciar la mejora continua.
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Si, el progreso realizado durante la terapia Tomatis dura. Esto se debe a que los logros alcanzados no se deben a un condicionamiento, sino más bien a una restauración del equilibrio. Aunque las razones de la búsqueda de ayuda en el Método Tomatis sean varias, todas están relacionadas a un mal funcionamiento y por lo tanto a un estado más o menos grave de desequilibrio neurofisiológico.
El entrenamiento del oído con el Oído Electrónico, por lo tanto, tiende a llevar al individuo de vuelta a un estado de equilibrio que debido a que es un estado normal, requiere mucho menos esfuerzo que un estado más o menos severo de disfunción.
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Aunque el Método Tomatis es efectivo bajo cualquier circunstancia, hay algunas condiciones que pueden facilitar o impedir la mejora que este produce. Por lo tanto, dependiendo de la naturaleza del problema, la juventud puede ser un factor que facilita; particularmente cuando el problema está situado a nivel del lenguaje o psicomotricidad, o cuando se refiere al rendimiento escolar. Por otro lado, en caso de personas mayores (adolescentes y adultos), la motivación personal puede ayudar a superar la dificultad asociada con problemas de más antigüedad. De hecho, no hay un límite de edad respecto a las mejoras que puedan alcanzar mediante la terapia de escucha Tomatis; la experiencia demuestra que, en la gran mayoría de los casos, buenos resultados pueden ser obtenidos por personas de todas las edades, sean niños, adolescentes, adultos o ancianos.
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No, porque el Método Tomatis no es un tratamiento en el sentido médico de la palabra. A pesar de que es usado por especialistas en los ámbitos de la medicina y campos relacionados con esta (paramédico), la pedagogía, los deportes, y las artes, nunca se utiliza como un sustituto de las técnicas específicas de un área de especialización, sino más bien como un complemento, en su caso, para reforzar la eficacia de las mismas. De hecho, el Método Tomatis, solo fomenta, de una manera suave, un retorno a la normalidad sin producir un estado de trauma o desequilibrio. La persona recupera su estado normal, y tiene la doble ventaja de calmar y permitirle a la persona mantener, sin esfuerzo, la mejora hecha durante la terapia de escucha con el Oído Electrónico.
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La persona realiza un test de escucha, seguido por una entrevista con un consultor, en el principio del programa, durante el curso del programa (después 15 horas por lo regular), y al final del programa. La entrevista le permite al consultor recopilar información e impresiones del cliente, o de los padres en caso de que sea un niño, y también explicar que está pasando de acuerdo al análisis del test de escucha y las experiencias que el cliente (o los padres) tengan. El test de escucha puede, en ciertos casos, ser complementado por otras baterías de pruebas; sin embargo, cuando es usado sólo, puede dar información precisa y objetiva que concierne a las funciones del oído tales como el análisis de sonidos, lateralidad auditiva, la localización del sonido en el espacio, y la adaptabilidad al entorno sónico.
La duración de un programa Tomatis varía de acuerdo a la dificultad del problema a tratar. Dicho esto, la terapia de escucha con el Oído Electrónico debería ser de duración limitada, la meta de la terapia siempre es permitirle a la persona el progreso tan rápido como sea posible para lograr un estado de autosuficiencia. Por ejemplo, el número de bloques de programa en un Centro Tomatis casi nunca exceden tres o cuatro, los primeros tres bloques consisten de dos horas al día por 15 días y los siguientes 2 bloques consisten de dos horas al día por 8 días.
Cada bloque es seguido por un periodo de integración durante el cual la persona no tiene ningún entrenamiento de escucha. Por lo tanto, generalmente, hay un espacio de tres a cuatro semanas entre el primer y segundo bloque, un espacio de dos a tres meses entre el tercer y cuarto bloque, y seis meses entre el tercer y si es necesario el cuarto bloque.
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El Método Tomatis le permite a la persona revivir progresivamente los diferentes estados de su desarrollo con respecto a la escucha y lenguaje, los cuales están en gran medida involucrados en el proceso de comunicación. Este desarrollo inicia antes del nacimiento y deriva de aptitudes psicológicas las cuales maduran durante la experiencia intrauterina y de un deseo inconsciente de entrar, o no entrar, en la comunicación.
Este deseo de comunicarse es influenciado por factores externos, el más importante es la calidad de la relación que es establecida progresivamente entre madre e hijo durante el embarazo. Como sea esta calidad de la relación, la voz de la madre, percibida por el niño durante los nueve meses de embarazo, represente una presencia constante y por tanto engendra un especial y tranquilizadoramente estable vínculo entre la madre y el niño por nacer. Es por esta razón que la voz grabada de la madre, modificada en el laboratorio, para que sea similar a la voz percibida en el útero, es usada a menudo en el principio de un programa para encender el deseo de comunicar.
En la mayoría de los casos, escuchar la voz de la madre es una experiencia positiva para el niño y acelera el progreso, siempre que la madre acompañe al niño en el camino. De hecho, las terapias de escucha con el Oído Electrónico traerán consigo cambios en el comportamiento del niño, en particular en una fase más o menos pronunciada de la regresión, que no sólo debe ser conscientemente aceptado por la madre, sino también por su experiencia.
Es por esta razón que, en el marco del Método Tomatis, el acompañamiento del niño por la madre se considera indispensable, siempre y cuando este en buenas condiciones.
Durante el programa del niño, se incluye el acompañamiento de la madre con un programa en el Oído electrónico. Estos no sólo le ayudarán a relajarse sino que también le ayudará a ella y al niño a aceptar los cambios de comportamiento provocados por la terapia de escucha.
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El deseo de comunicar por parte del niño se produce, incluso «se autoriza «, por la madre, pero aun así, la imagen tranquilizadora que ella representa, mientras que puede servir de forma para la elaboración del lenguaje, no proporciona las claves que harán del lenguaje una herramienta de comunicación social.La relación con la madre da al niño la confianza, la fuerza y el deseo de avanzar hacia el mundo exterior, y por lo tanto hacia el padre.
Con el fin de la socialización del niño a progresar normalmente, varias condiciones deben estar presentes: la madre debe estar dispuesta a «empujar» al niño hacia el mundo exterior, y el padre debe estar de acuerdo, o estar dispuestos a «recibir» al niño. Es por esta razón que, en el marco del Método Tomatis, la presencia del padre es enteramente aconsejable una vez que el niño ha alcanzado una cierta etapa.Si el padre también ha sido capaz de tener terapias de escucha, él estará en mejores condiciones de entender, y de prepararse para su papel en este proceso.
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Definitivamente No. En la musicoterapia se buscan los efectos emocionales que provocan algunas obras musicales y a través de esos efectos liberar al paciente de los bloqueos que le impiden comunicar consigo mismo y su entorno. Pero en todo este proceso se descuida un factor importante: el oído, el órgano que recibe el sonido. No tiene ningún sentido difundir los sonidos más bellos del mundo si el auditor no los recibe o los recibe mal. Las investigaciones del Dr. Alfred Tomatis demuestran que la música no tiene efectos terapéuticos a menos que el órgano auditivo de la persona o, mejor dicho, su capacidad de escucha sea excelente. Por desgracia muchas personas, especialmente las que sufren problemas emocionales y de comunicación, tienen dificultades de escucha. Por ello, el Método Tomatis tiene como objetivo recuperar la funcionalidad auditiva. Para ello, utiliza un aparato conocido con el nombre de Oído Electrónico, el cual permite modificar la información sonora, antes de llegar al paciente y obligar a que escuche de forma correcta. La Audio-Psico-Fonología permite al paciente oír la música como la oye un músico con una escucha perfecta. Solamente cuando la calidad de escucha de una persona ha llegado a este nivel, un cierto tipo de música puede tener un efecto terapéutico.
Numerosas referencias al Método Tomatis se realizan en todo el mundo, porque su fama tranquiliza a al comprador. Por desgracia, los productos que se venden a menudo sólo tienen una remota relación con el trabajo de Alfred Tomatis.
Los CDs que hacen referencia a Tomatis son a menudo, no más que compilaciones de obras musicales, más o menos juntas, que son incapaces de producir los efectos del Método Tomatis ya que el oyente no puede beneficiarse del efecto del Oído Electrónico Tomatis. El Oído Electrónico tiene características muy específicas de funcionamiento, incluyendo un sistema de filtros y la conducción del sonido a través del aire y el hueso, que tienen un impacto en la atención de escucha, en la lateralidad auditiva, en la localización del sonido en el espacio, el tiempo de latencia, en la discriminación del sonido, y por último, en el circuito audio-vocal.
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La estimulación auditiva mediada por el Oído Electrónico actúa en el cerebro arcaico (funciones reflexivas) y no en la zona analítica (las funciones del lenguaje). Dado que ambos hemisferios del cerebro están involucrados en el entrenamiento del oído, es necesario evitar estimular las zonas de manera unilateral. Es por eso que durante las sesiones de escucha, no se recomiendan la lectura y escritura mientras que sí se recomienda dibujar, armar rompecabezas, dormir, e incluso trabajar en problemas matemáticos. Estas últimas actividades dan prioridad a asociaciones emocionales y no lingüísticas.
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Sí, y en algunos casos tales como los siguientes, esto puede llegar a ser aconsejable:
Puede ser que una persona que ya está en terapia, y su terapeuta, al tanto del Método Tomatis, este consciente de los efectos positivos que las terapias de escucha con el del Oído Electrónico pueden producir;
Puede ser que un consultor Tomatis decida que no hay conflicto de que el cliente reciba apoyo de otra terapia y aconseje al cliente esperar hasta que los efectos de las terapias de escucha sean asimiladas antes de comenzar otra terapia;
Por último, puede suceder que el consultor Tomatis descubra un problema que, obviamente, debe ser tratado por un tratamiento diferente, en cuyo caso, desde el momento en que el problema es identificado, se avisará al cliente para que consulte a otro terapeuta, ya sea que el problema sea detectado durante el curso de una terapia de escucha o antes de que cualquier entrenamiento con el Oído Electrónico haya tenido lugar.
De hecho, en estos casos, el Método Tomatis funciona como una técnica que facilita la eficacia de otras terapias. Siendo este el caso, no hay ni competencia ni incompatibilidad con otras terapias, sino más bien el apoyo de manera eficaz acelerando su progreso. Numerosos profesionales son conscientes de ello y optan por trabajar ya sea en conjunto con especialistas Tomatis o para adoptar el entrenamiento necesario para poder aplicar los mismos métodos y, por tanto, para aumentar la eficacia de sus propias herramientas profesionales.
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Para que el modo de percepción del cerebro cambie, este debe recibir información repetida frecuentemente con un ritmo sostenido durante un periodo de tiempo restringido. Este ejercicio, como cualquier otro, ya sea de naturaleza mental o física, provoca un verdadero descondicionamiento que le permite al cuerpo descubrir que se puede operar de manera diferente, y que, a partir de entonces, se es posible elegir.
A pesar de que esta regla de sesiones de escucha intensiva es válida para todos, los efectos pueden ser de alguna manera diferentes según la naturaleza del problema a tratar, la edad del individuo, su motivación, el tiempo disponible, etc. La norma es tener dos horas de terapia de escucha al día durante un bloque inicial de 15 días. Posteriormente, y dependiendo de la necesidad personal de cada persona, las terapias de escucha – limitadas en cualquier caso debido a que el Método Tomatis no debe convertirse en un estado de dependencia – Rara vez se prolongan por más de 8 días y están separados por varias semanas.
Así como el cerebro necesita una estimulación intensiva y repetitiva para que el cambio tenga lugar, también necesita períodos de no estimulación para estructurar e integrar el cambio.
Este principio es válido para todo tipo de entrenamiento; la integración tiene lugar durante una fase de aparente pasividad después de que el esfuerzo ha terminado. Es, de hecho, una fase de asimilación. La estimulación representa una alteración a nuestro organismo, por lo tanto debemos dar tiempo de descanso durante el cual la asimilación pueda tomar lugar.
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Después de numerosas pruebas con otros tipos de música, hemos encontrado que los resultados obtenidos mediante el uso de la música de Mozart son increíbles, sin importar en qué lugar del mundo se evalúen. De hecho, observamos que esta música no sólo es muy bien aceptada en todos los continentes, sino que también permite a los oyentes restablecer su equilibrio interior. Para entender este efecto sobre el sentido del equilibrio humano, debemos recordar que la música se caracteriza por el ritmo, que toca el cuerpo, por la armonía, que llega a las emociones, y por la melodía, que invoca al intelecto. De acuerdo al ideal clásico, estos tres parámetros deben estar en equilibrio, que rara vez es el caso, uno u otro es el dominante, y, por esta razón, se produce un discurso musical bastante inusual. En el caso de Mozart, parece que este equilibrio se logró, lo que puede explicar el carácter universal de su música.
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Para dirigir la escucha a niveles de zonas específicas de la recarga cortical, nos servimos de filtros que permiten modificar la materia musical, atenuando los graves y polarizando la energía sónica sobre las frecuencias agudas.
El filtrado hasta cerca de 4000 Hz permite que el cerebro se oriente hacia el análisis acústico de zonas específicas; escuchar los sonidos que son aún más filtrados corresponde a una experiencia prenatal, lo cual no significa que el feto no oiga las frecuencias de sonido bajas. De acuerdo con el Dr. Alfred Tomatis, si el oído es funcional tan tempranamente en el desarrollo fetal, es porque su función es activar el sistema nervioso en desarrollo. Fue con el fin de aprovechar esta competencia primordial del oído durante la fase prenatal que Alfred Tomatis decidió utilizar sonido filtrado, lo anterior para relevar al oído de su función de discriminación de sonido. Por otra parte, teniendo en cuenta la fisiología del oído interno, los sonidos de alta frecuencia producen una estimulación mucho mayor del sistema nervioso que al hacerlo con sonidos de baja frecuencia, de hecho, las cilias, o células ciliadas, que reciben la estimulación sonora son mucho más numerosos en las zonas destinadas a la recepción y análisis de sonidos de alta frecuencia que en las diseñados para recibir y analizar los sonidos de baja frecuencia.
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Sobre la membrana timpánica se encuentra la única inervación cutánea del nervio neumogástrico, también llamado nervio Vago o X par craneal. Algunos sonidos, los agudos, van a provocar la tensión del tímpano. Estando el tímpano tenso, la acción del Neumogástrico disminuye. Esta inhibición del X par craneal, deja en reposo toda la gama de órganos inervados por él: laringe, corazón, pulmones, etc… y que con el stress afectivo están imprimidos de angustia. En el caso contrario, los graves no permiten tensar el tímpano y dejan al neumogástrico, conocido como nervio de la angustia, continuar su acción distónica. Esto explica por qué los sonidos agudos de carga, estimulan y serenan al que sabe oírlos, mientras que el registro de graves aporta fatiga y ansiedad.
En el oído interno los sonidos agudos actúan sobre las células de Corti que son más numerosas en la localización de frecuencias agudas, a la entrada del caracol, que en la recepción de graves. Por lo tanto, los agudos darán más influjos nerviosos y tendrán un efecto de carga energética más importante. Esto explica el dinamismo del que los sabe escuchar y la tendencia depresiva del que no puede prestar su oído a esos sonidos.
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Las estimulaciones nerviosas provocadas por las frecuencias elevadas actúan sobre el órgano del equilibrio. El nervio vestibular conecta en todos los niveles de la columna vertebral con las astas anteriores de la médula. Estos influjos nerviosos provocados por los sonidos, participan vía vestibular, en el control del equilibrio, de los movimientos y de la verticalidad del individuo.
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El Método Tomatis no mejora la audición en el caso de una lesión irreversible; sin embargo, sea cual sea la situación, sí fomenta el uso óptimo del potencial de escucha del individuo, sin importar que tan débil sea. Ahora bien, si la pérdida auditiva fuera absoluta, la estimulación de Tomatis se dirigiría al sistema vestibular, el cual es integrante del oído interno y que, en colaboración con el cerebro, ayudan a controlar el equilibrio y movimientos de coordinación de los músculos de nuestros ojos; el vestíbulo es también una conexión importante para toda la información sensorial que nuestro cuerpo manda a la mente.Es importante destacar que a pesar de los beneficios que aporta la terapia por medio del Método Tomatis, en caso de pérdida auditiva, esta no sustituye el tratamiento médico ya que siempre será necesario ser valorado y tratado por un médico especialista.
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Los beneficios se mantienen, y precisamente para apoyar los resultados se hacen recomendaciones específicas en cada caso. La Terapia Auditiva, junto con el Oído Electrónico, ayuda a que el oído, el cuerpo y la mente se reajusten a su estado natural haciendo que la persona funcione de manera más equilibrada y armónica.
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Nuestro enfoque no es patológico, y en este sentido el Método no «cura» una enfermedad. Es por eso que se le nombra también «Pedagogía de Escucha», el Método Tomatis, al reeducar el oído, tonifica sus músculos a la vez que estimula el cerebro, despertando una percepción auditiva verdadera.
Con el trabajo audio vocal de la segunda fase, se entrena la voz para que tenga más timbre, mayor resonancia y expresividad. Esto tiene como consecuencia una mejoría de auto-imagen y la autoestima, comunicación así como la actitud mental y el bienestar en general.
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Algunos de los beneficios del Método Tomatis se llegan a observar desde los primeros días o semanas. Sin embargo la persona continúa mejorando mes tras mes, después de terminada la Terapia. En los casos de los niños con problemas de rendimiento escolar, los primeros cambios generalmente son a nivel social y emocional, y los cambios cognoscitivos siguen a estos paulatinamente.
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En la Etapa Pasiva:
- A nivel Neurovegetativo: regulación del sueño y alimentación.
- A nivel relacional: la persona se vuelve más comunicativa, con más interés, más participativa y más alegre. Cambio de actitud ante los estudios, el trabajo y las actividades de la vida diaria. Mayor atención y concentración.
Etapa Activa:
- Coordinación motriz.
- Lenguaje.
- Lectura.
- Grafismo.
Estimulando y cambiando las facultades auditivas del sujeto, con ayuda del Oído Electrónico, se obtiene una transformación del comportamiento, de la escucha y del lenguaje. A través de la programación, la persona aprende a utilizar su oído para las principales funciones:
- La recarga cortical.
- Coordinación neuro- muscular.
- Escucha y comunicación.
- Circuitos audio-lingüísticos.
- Lateralidad del lenguaje elaborado.
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El Método Tomatis impacta los dos sistemas de procesamiento sensorial más importantes que son el vestibular y el coclear o auditivo, y por asociación, a todos los nervios craneales, por lo cual las siguientes áreas son impactadas:
- Atención auditiva y visual
- Desarrollo motor
- Desarrollo del lenguaje
- Desarrollo del habla
- Destreza de lectura
- Destreza de escritura
- Procesamiento auditivo
- Destrezas viso-espaciales
- Coordinación bilateral
- Praxis o planeo motor
- Seguimiento visual
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La teoría de la integración sensorial es una respuesta científica a múltiples y muy diversos problemas infantiles de aprendizaje, comportamiento, desarrollo y descoordinación motriz, tales como la hiperactividad, la mala inserción escolar, las disfunciones relacionadas con el autismo o las dificultades en el proceso de alimentación.
Podemos definir la integración sensorial como la capacidad que posee el sistema nervioso central (S.N.C.) de interpretar y organizar las informaciones captadas por los diversos órganos sensoriales del cuerpo. Dichas informaciones, recibidas por el cerebro, son analizadas y utilizadas para permitirnos entrar en contacto con nuestro ambiente y responder adecuadamente. La teoría de la integración sensorial fue creada para abordar problemas de aprendizaje en los niños. Se trata, más que de una técnica específica, de un enfoque terapéutico. Su creadora fue la doctora Jean Ayres, terapeuta ocupacional estadounidense, que formuló dicha teoría de la integración sensorial a partir de sus propias investigaciones y estableció también la evaluación y el tratamiento de las disfunciones de integración sensorial.
Ayres se interesó, inicialmente, por los problemas perceptivos cuyo origen se encontraba en los traumatismos craneanos, los accidentes cerebro-vasculares y la parálisis cerebral. En los años sesenta del pasado siglo, después de haber completado estudios de doctorado y post-doctorado en neurofisiología, comenzó a formular hipótesis sobre los procesos neurobiológicos susceptibles de ser asociados con los problemas de aprendizaje en los niños, y creó una evaluación sistemática para poder medir las funciones perceptivo-motrices.
Sus primeros conceptos teóricos se basaron en estudios de neuroanatomía, neurobiología y neurofisiología. Durante más de veinte años realizó numerosas investigaciones clínicas tanto con niños normales como con niños afectados por problemas de aprendizaje, para las cuales utilizó las evaluaciones que había creado. Dichas evaluaciones fueron perfeccionadas por la propia Ayres a lo largo de sus investigaciones y en la actualidad sirven para medir los distintos procesos neurológicos que contribuyen a la capacidad de aprender. Los resultados de las evaluaciones de los niños normales permitieron la elaboración de escalas de actuación media según la edad. El análisis de estos resultados permitió que se identificaran varios tipos de disfunciones de integración sensorial.
El proceso de la integración sensorial La integración sensorial es un proceso neurológico Y establece la relación existente entre dicho proceso neurológico y el comportamiento. Ayres desarrolló su teoría de integración sensorial con el objetivo de describir, explicar y predecir las relaciones específicas entre el funcionamiento neurológico, el comportamiento sensorio-motor y el aprendizaje académico. Esperaba poder identificar patrones de disfunción entre los niños con problemas de aprendizaje y poder desarrollar tratamientos específicos. Buscaba, ante todo, poder explicar las causas de estos problemas con el fin de determinar el tratamiento óptimo.
Ayres define la disfunción de integración sensorial como un mal funcionamiento de la organización de la información dentro del S.N.C., el cual no consigue organizar los impulsos sensoriales para poder darle al individuo una información adecuada y precisa sobre él mismo y su ambiente. Esta disfunción suele reflejarse en el comportamiento y en la coordinación motora.
Para entender esta definición, Ayres propone la siguiente analogía: el S.N.C. es como una ciudad y los impulsos nerviosos son como la circulación de los vehículos por sus calles. Un buen proceso de integración sensorial permite una circulación fluida y que todos lleguen a su destino rápidamente. Una disfunción de la integración sensorial es un tipo de atasco en el cerebro. En la disfunción de integración sensorial, parte de la información sensorial queda atrapada en el atasco y algunas partes del sistema nervioso no reciben la información que necesitan para poder realizar su trabajo.
Es importante distinguir entre las disfunciones de integración sensorial y otras condiciones que pueden causar problemas de aprendizaje. Una disfunción de la integración sensorial es un mal funcionamiento y no una ausencia de función. Por ejemplo, la persona ciega no recibe información visual, lo cual es una ausencia de función. Una lesión en la parte del S.N.C. que dirige los músculos causa un problema neuro-muscular, lo cual no es una disfunción de integración sensorial. Las disfunciones de la integración sensorial no son siempre la causa de los problemas académicos existentes, que pueden deberse a múltiples motivos como, por ejemplo, a una vida afectiva perturbada.
Las causas de disfunción de la integración sensorial podrían ser las siguientes: problemas durante el parto, factores hereditarios y químicos o bien una falta de estimulación sensorial. Los síntomas son la hiperactividad y la distracción, problemas de lenguaje, problemas de comportamiento, ligeros problemas de coordinación y de control postural y problemas de aprendizaje (lectura, escritura, matemáticas).
Niños con problemas de aprendizaje y/o comportamiento debido a una mala integración sensorial. Existen niños normales, incluso con niveles de inteligencia superiores a la media, pero que no perciben el mundo que les rodea como los demás. Tienen reacciones emotivas exageradas y no pueden soportar cambios en su rutina diaria. No son capaces de atender en clase, no comprenden bien lo que se les explica, parecen vagos, tienen graves problemas con la lecto-escritura y/o no pueden estar quietos ni un instante. Son candidatos ideales al fracaso escolar y a caer en la pérdida de la autoestima. Los castigos o las clases particulares complementarias no surten mucho efecto.
Padecen un problema de integración sensorial. La información que llega a su cerebro no es bien procesada y son víctimas de esa desorganización.
Por supuesto, no todos los problemas de aprendizaje y de comportamiento en los niños se deben a una mala integración sensorial. Pero los expertos (Carte y otros, 1984. Developmental and Behavioral Pediatrics, 5 (4), pp.189-194) consideran que un 70 por ciento de dichos problemas son causados, en modo más o menos directo, por disfunciones en la integración sensorial.
La teoría de la integración sensorial aplicada a niños que padecen este problema se basa en el hecho de que los estímulos vestibulares (los relacionados con el movimiento), los propioceptivos (los relacionados con los músculos y articulaciones) y los táctiles no son interpretados por el sistema nervioso de estos pequeños de la misma manera que lo hace el sistema nervioso de la mayoría de los niños.
Las deficiencias en el procesamiento sensorial se manifiestan frecuentemente en comportamientos de búsqueda de estímulos o de evitación de estímulos. En ambos casos, la consecuencia es que el niño se mueve mucho, lo cual interfiere tanto en su capacidad de prestar atención como en su comportamiento, que muchas veces no es el que los demás esperan de él. Asimismo, ese procesamiento sensorial anómalo provoca que al pequeño le resulte difícil filtrar, seleccionar los diversos estímulos sensoriales que recibe. Porque atiende en la misma medida a la sensación de la ropa sobre su piel, que al ruido de un camión en la calle o a la voz de la maestra en clase. Es decir, su cerebro no es capaz de inhibir las sensaciones sin relevancia para atender solamente a las que la tienen. Por ello, porque es una circunstancia que está fuera del control voluntario del individuo afectado, la política de castigos y recompensas -aunque puede ayudar a mejorar algo el comportamiento del niño no soluciona el problema, que a menudo provoca una pérdida de autoestima y un aislamiento académico y del círculo de amigos habitual que, en demasiadas ocasiones, conducen finalmente a los muchachos afectados a la calle y a caer en la delincuencia.
En Estados Unidos, donde más estudios existen sobre este problema, alrededor de un 50 por ciento de los delincuentes juveniles padeció en su niñez problemas de integración sensorial y fracaso.Dicho todo lo anterior, siento el Método Tomatis una terapia de Integración neurosensorial, con un seguimiento